martes, 13 de febrero de 2007

Elecciones en el Ecuador

El tema de la asamblea constituyente forma parte del discurso diario de los medios de comunicación. Se habla de cambiar muchas cosas, pero ¿sabemos cómo funcionan? Iniciamos aquí una serie de reportajes explicando el funcionamiento de algunos de los mecanismos políticos y legislativos que existen en nuestro país.

Elecciones en el Ecuador


Los procesos electorales en el Ecuador, de conformidad con la Constitución, son el vehículo para el ejercicio de la soberanía por el pueblo. A través del voto en las elecciones el pueblo nombra a las autoridades del poder ejecutivo, legislativo y de los gobiernos seccionales.

El Tribunal Electoral, conformado por un presidente, un vicepresidente y sus vocales, cumple las funciones de juez del proceso electoral y a la vez se encarga de la organización de las elecciones. El presidente, vicepresidente y vocales del Tribunal son nominados por el Congreso entre representantes de los siete partidos políticos más votados. Quienes conforman el Tribunal Supremo Electoral deben contratar a las empresas o instituciones que se encarguen de la elaboración del material electoral; deben normar y supervisar la elaboración de los padrones; la organización del ejercicio del derecho al voto; la definición de recintos y juntas receptoras del voto, la nominación de miembros de las mesas electorales; la acreditación de delegados de los partidos y movimientos que participan en la contienda y deben normar y supervisar el conteo y proclamar los resultados.

El material electoral consiste en carnés y chalecos de identificación para los delegados; carteles informativos; papeletas de votación; certificados de votación y presentación; urnas; material de conteo, es decir actas y el material de resultados públicos.

Los delegados son elegidos por sorteo y el cumplimiento de esa función es obligatorio para la ciudadanía. Cuando los delegados no se presentan en las mesas el día de las elecciones, se escogerá a las primeras personas de la fila en la mesa electoral para que ocupen su lugar. Las papeletas de votación varían de color de acuerdo a las dignidades que se vayan a escoger, por ejemplo presidentes, diputados, concejales y consejeros.

Los certificados de votación son entregados a quien ejerce el derecho después de hacerlo. Cuando un ciudadano se presenta a la mesa electoral pero no consta en el padrón no puede votar, sin embargo se le entrega un certificado de presentación.
Todo aquel ciudadano que tenga cumplida su mayoría de edad tiene derecho al voto, lo que es obligatorio, excepto para analfabetos y personas de la tercera edad. Los ciudadanos que van a sufragar, se pueden acercar durante los días previos a las elecciones a las mesas de información del Tribunal Electoral que se encuentran en varios puntos de masiva concurrencia, como mercados entre otros. Las mesas brindan la información de recintos y mesas electorales para el sufragio.

El proceso que se pone en práctica el día de las elecciones empieza a las 7h00, cuando se instalan las mesas electorales con sus respectivos presidentes, vicepresidentes, vocales y secretario. Quienes van a ejercer su derecho al voto pueden hacerse presentes en los recintos desde esta hora hasta las 17h00 cuando se cierran las mesas y empieza el conteo. El votante se acerca a la mesa correspondiente, presenta su cédula de identidad, recibe la papeleta de votación, ejerce su derecho, deposita la papeleta en la urna, firma el padrón que comprueba que ha votado y finalmente recibe su certificado de votación.

Cada mesa electoral tarda aproximadamente tres horas en obtener sus resultados, una vez estos establecidos, se debe enviar tres actas donde se expresen los resultados de la mesas, número de votantes, votos que favorecen a quien, nulos, etc. La primera acta se envía al coordinador del recinto electoral, la segunda a un oficial de la policía para la transmisión de resultados y la tercera junto con el “kit electoral” (votos, certificados y
otros) al Tribunal Electoral. Las tres actas están en la obligación de coincidir, caso contrario se procede a abrir las urnas.

Como nos hemos podido dar cuenta, las elecciones son un proceso cuya función debe ser garantizar el ejercicio de la soberanía por el pueblo, sin el cual no existe democracia.

¿Sabías que casi se construye un crematorio en mitad de Quito? Esto fue lo que ocurrió.

La construcción del crematorio en la Casa Girón Jardines del Valle ubicada en la Ave. 12 de Octubre y General Veintimilla generó mucha polémica entre los habitantes del sector.
Los vecinos del sector se organizaron para levantar su voz de protesta en contra de la cimentación de un crematorio en el subsuelo del establecimiento antes mencionado.
La cremación es un proceso de deshidratación que logra por medio del calor reducir los restos de una persona en 2 o 3 horas, proceso que a la naturaleza le toma 20 años. Los crematorios de hoy en día son completamente antipolución, pues producen dióxido de carbono inofensivo y vapor de agua. Gracias a la tecnología que implica este proceso, no se produce humo en absoluto.
Los vecinos se presentaron a las afueras de la Casa Girón protestando contra la construcción del crematorio. Los manifestantes, aludiendo que el mismo podría generar un grave impacto ambiental y causar enfermedades entre los pobladores cercanos, decían estar dispuestos a derrocar la obra si el Municipio no lo hacia.
La construcción del crematorio se inició sin obtener los permisos municipales correspondientes, por lo que las autoridades se vieron en la obligación de detenerla. Gustavo Fierro, administrador, declaró que de no ser aceptada la solicitud por el Municipio se procedería de manera inmediata al derrocamiento.
Los crematorios empleados en la actualidad no producen contaminación ambiental ni tampoco podrían ser causa de enfermedades en los vecinos. Por otro lado es indispensable obtener los permisos municipales para su construcción y correcto funcionamiento.
Los protestantes, que se dieron cita por varios días consecutivos, expresaban tanto ira como asco mientras manifestaban su preocupación por “los líquidos que fluyan de los cadáveres”. En realidad, el proceso no da como resultado ninguna clase de líquido. Así, una vez enfriados, los restos cremados son introducidos en una bolsa plástica hermetizada, en el caso de que la persona haya tenido alguna placa o clavo a causa de una operación también esto será depositado en una bolsa plástica. Consecuentemente se han dado otras historias erróneas en torno a lo que podría originar el funcionamiento del crematorio.
Pese a que los procesos legales para la construcción del crematorio no han sido los adecuados, al parecer no es esto ni la nula contaminación que provoca el crematorio, lo que temía la gente de la zona.
Finalmente el cuerpo legal aprobó que dentro de las zonas residenciales de uso múltiple, como es el caso de la zona en cuestión, pueden funcionar negocios relacionados con servicios funerarios donde se incluyen los crematorios.
A pesar de todo, el alcalde de Quito, Paco Moncayo, dispuso el derrocamiento de la construcción y el pago de 1600 dólares a los constructores por haber comenzado la construcción sin el permiso municipal pertinente.
La acción ciudadana puede servir para detener procesos que se inicien de manera irregular. Pero en este caso, parece que fue el desconocimiento lo que provocó unas movilizaciones que llevaron a acabar con esa irregularidad. Fue un acierto por casualidad.
Sin embargo, ¿y si en otra ocasión de nuevo el desconocimiento nos lleva a detener algo que sea perfectamente normal, legal y regular? Primero hay que informarse.

martes, 6 de febrero de 2007

…de la soledad rodeada de gente…

La primera impresión que puede causar esta frase es un poco contradictoria. Se supone que estar “solo” quiere decir no tener la compañía de nadie. Pero todavía uno puede sentirse solo estando rodeado de gente.
La soledad es ausencia. La soledad rodeada de gente es el dolor que causa la ausencia. La ausencia de un reflejo en alguien más. Es estar apartado de lo que viven quienes están en el entorno.
¡Cuidado! No confundan, no es ser la oveja negra, es no ser oveja y convivir con ellas. Tampoco es ser individualista ni nada por el estilo. Es compartir el espacio sin pertenecer. Es estar solo entre la multitud y revolotear entre la gente. La soledad es el pesar que causa la ausencia de un pertenecer.
Me gusta la soledad, pero es deprimente saber que uno no tiene vela en el entierro.

… pensar en cuando iba a la escuela…

La escuela es uno de esos períodos de la vida que se quedan grabados profundamente. No por haber sido ahí donde aprendí a escribir y leer, ni por haber sido ahí donde aprendí que no debía comer césped. Sino porque ahí, donde temblaba cuando pasaba a la pizarra para hacer un ejercicio de matemáticas o para recitar un poema, donde tocaba la flauta y jugaba con la “hula-hula”, donde me orinaba de la risa y el mundo parecía empezar y terminar en mi, allí empezó mi vida.
Lo primero que me acuerdo de mi vida, fue mi escuela. Me acuerdo del carrusel y de mi “lonchera”. De la profesora, del timbre y de las galletitas en forma de ositos con chocolate que mi mama me mandaba de colación. Me acuerdo de las mesitas de colores donde jugaba con plastilina.
Me gustaría poder contar una anécdota graciosa de ese tiempo, pero no recuerdo ninguna. La verdad no recuerdo el nombre de mis profesoras, ni las de mis compañeritos. Solo recuerdo que fueron tiempos muy bellos, llenos de inocencia y alegría. Jugaba en la resbaladera, hacia pasteles de tierra, corría con todas mis fuerzas para que no me alcancen jugando a las “cogidas”, y me mordía la lengua para no moverme cuando alguien decía 123 ¡estatuas! Lo que más me asustaba era jugar en el bosque hasta que el lobo esté… Y lo mejor que me podía pasar era encontrar un huevo Kinder para mi “lonchera” rosada de Mini Mouse.
Eran tan lindas esas épocas… Pintar con crayones, salir de pastorcito en las obras de navidad, llorar cuando no podía ver los pitufos, y… cantar el himno nacional a todo pulmón…
Ahora, que ha pasado ya algún tiempo y que más o menos puedo ver la otra orilla, recuerdo esa época y me lleno de nostalgia. Y bueno, si me lo preguntan, sí, quisiera volver…